Los negocios por suscripción no sólo son tendencia: han llegado para cambiar los hábitos de los consumidores. La suscripción en sí implica no sólo abandonar lo que se conoce como propiedad, sino también se centra en la idea del acceso compartido y todo los beneficios que ello conlleva.
La idea en todo caso es que los usuarios puedan controlar de una u otra manera sus gastos y gestionar de forma óptima sus recursos. Así, en un sistema de suscripciones, los consumidores pueden optar por escoger en base a sus propias necesidades.
En definitiva, de lo que se trata es que los usuarios se centren en el pago por el uso y no por la propiedad: esto permite que se pague exactamente por lo que se necesita y a su vez, evita los excesos en el consumo.
Una de las primeras plataformas que centraron sus esfuerzos en las suscripciones fue Spotify: prueba de su rotundo éxito son los más de 191 millones de usuarios activos a lo largo y ancho del planeta para fines de 2018.

Crecimiento y ventajas

Según reveló a mediados de 2018 un estudio de la firma Elabe realizado en Europa, un 85% de los encuestados se encuentra suscrito al menos a un servicio. Esta imponente cifra marca en todo caso una pauta y muestra qué tan penetrados se encuentran los consumidores por el modelo de suscripciones.
Un punto a favor para destacar en cuanto a las ventajas de las suscripciones es el que se refiere a la posibilidad de hacer seguimiento de los hábitos, conductas y comportamientos de los usuarios. Con una suscripción, analizar la manera en que se mueven los consumidores resulta ciertamente más medible que con otro tipo de ventas.

Hábitos de consumo

Una realidad patente para muchos consumidores es que viven en un entorno signado por las crisis económicas, políticas e incluso medioambientales. Esto de una u otra manera ha incidido directamente en
los hábitos de consumo.
Por ejemplo, una tendencia es que los usuarios demuestren una cierta preocupación por el compromiso de una empresa con los cambios sociales o incluso con campañas de concientización de problemas de
diversa índoles que las marcas pueden abrazar como banderas.
De hecho, algunos estudios han mostrado que más de la mitad de los consumidores toman en cuenta más que las ofertas y promociones, el “código de ética” de una empresa, sea cual sea su rubro, antes
de decidirse a comprar.

Cambio de hábito

Todo esto apunta a que los criterios de los consumidores para elegir han cambiado: esto es igual, sea cual sea el bien o servicio a adquirir. Por esto, el modelo de suscripciones puede resultar toda una tabla de salvación para las empresas.

Precisamente, este modelo tiene la características de ser lo suficientemente flexible como para adaptarse a los requerimientos de las empresas: se trata de evitar el sobreconsumo a la vez que se ejerce un mayor
control sobre los gastos. Y con la ventaja derivada de poder saber de qué manera se comportan los usuarios en sus hábitos de consumo.

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